El ozono, cuya molécula está formada por tres átomos de oxígeno, es utilizado como agente terapéutico por su multitud de caracteríscas positivas para el organismo:
El tratamiento con ozono es similar a la manera de efectuar un análisis de sangre. Se realiza una punción intravenosa y se combina la sangre del paciente con la dosis adecuada del ozono. Una vez oxigenada la sangre, se vuelve a introducir de nuevo en el paciente, en un proceso de aproximadamente 30 minutos de duración.
La aplicación de esta terapia es segura y sencilla. Sin existencia de efectos secundarios o reacciones alérgicas. Por ese motivo, y por sus múltiples beneficios para la salud, es aplicado en infinidad de patologías consiguiendo: